La Etnia Zenú
Los Zenú, verdaderos tejedores ancestrales.
Para hablar de las espectaculares artesanías hechas con la fibra de la caña flecha es importante saber quiénes son los creadores de tan maravilloso arte transmitido de generación en generación.
Los Zenú son una etnia indígena amerindia que en tiempos prehispánicos poblaron los valles del río Sinú y San Jorge. El término Zenú proviene del nombre dado por los aborígenes al rio Sinú. Son conocidos como cultura Sinú aunque este nombre también se encuentra asociado a las tres regiones en las cuales se dividía su territorio en épocas de la conquista: Finzenú, ubicada en el valle del río Sinú y las Sabanas dedicados a la tejeduría y la cestería; Panzenú, ubicada en el valle del río San Jorge quienes producían los alimentos y Zenufana, ubicada en los valles del Bajo Cauca y Nechí dedicados a la orfebrería. Estos pueblos mantenían un constante intercambio cultural y económico.
Actualmente habitan el Resguardo Indígena de San Andrés de Sotavento que abarca los municipios de Tuchín y San Andrés de Sotavento en el departamento de Córdoba, Tolú viejo, Sincelejo y Sampués en el departamento de Sucre en los alrededores del golfo de Morrosquillo. También se encuentran pequeños asentamientos en los departamentos del sur de Bolívar, Chocó y en el Urabá antioqueño.
Actividad productiva.
Los Zenú desarrollan una actividad productiva tradicional basada fundamentalmente en la agricultura. Cultivan plátano, yuca, ñame, cacao, achiote, maíz, la pesca de bocachicos, mojarras, la crianza de animales domésticos (actividades destinadas básicamente para su autoconsumo). Explotan la rica variedad de palmas, gramíneas y bejucos para la artesanía y construcción de viviendas siendo la actividad con más incidencia económica, social y cultural el trabajo de la caña flecha, la fibra vegetal con la que llevan a cabo una de las labores más importantes para su comunidad: la artesanía. Gracias a ella las herencias culturales de este pueblo se han mantenido a través del tiempo.
La caña flecha
“Gynerium Sagittatum”. Es una hierba gramínea erecta perteneciente a la familia de las poáceas cuyos tallos rectos y verticales crecen hasta 4 o 5 metros de altura. Cuentan con hojas de 2 metros de largo dispuestas en abanico y de ellas se extrae la fibra con la que los Zenú elaboran diferentes productos bajo el oficio de la tejeduría. Son propios de esta etnia productos como el icónico sombrero vueltiao nombrado como símbolo cultural de la nación por el Congreso de la República en el año 2004. Elaboran también diferentes tipos de sombreros, sombreretas, gorras, viseras, canastos, bolsos, bolsos tipo clutch, abanicos, pulseras, brazaletes, pendientes, así como artículos para la decoración del hogar. Esta materia prima es propia de los departamentos de Córdoba y Sucre. Crece en zonas húmedas y pantanosas aunque también es capaz de adaptarse a suelos áridos. Aparte del uso dado a la artesanía, esta comunidad también la utiliza para construir sus casas y elaborar con su tallo flechas para pescar y cazar. Razón por la cual algunos investigadores le atribuyen el nombre de caña flecha a esta materia prima tan valiosa para los Zenú.
Proceso para elaborar artesanía con la caña flecha.
Los artesanos comienzan recolectando la caña flecha a partir del cultivo que suelen tener en el patio de sus casas, en terrenos baldíos, o recolectando las hojas de las plantas que crecen de forma natural en las riberas de los ríos. Lo hacen “cortando” con un machete las hojas del tallo de la caña flecha y quitándoles la parte verde y blanda de la hoja dejando solo la vena o “nepa” (parte de la fibra que se usa en la elaboración de la trenza). Después se sigue con el proceso de “raspado”. El artesano utiliza un cuchillo especial de punta fina, un paño grueso para no tener contacto con las virutas que van cayendo con el raspado y un pedazo de cuero o protector atado a la pierna para facilitar el trabajo al hacer presión en ella. El raspado consiste en poner la nepa o fibra sobre la pierna para rasparla con el cuchillo y quitarle la capa de arriba hasta dejarla lisa. Cuando la fibra está raspada el artesano la seca al sol por cuatro días aproximadamente para que tome un color blanco o natural. Una vez las nepas están secas se seleccionan separando las fibras más claras de las manchadas y se “ripian”. La ripia consiste en hacer cortes a la fibra. Su grosor dependerá de la finura del tejido que se vaya a realizar. Cuanto más delgada sea la ripia más fino será el tejido.
El Tinturado llega posteriormente. Los colores tradicionales de la caña flecha son el blanco natural y el negro aunque actualmente se ha logrado conseguir una amplia gama de colores para hacer más atractivas estas artesanías. Para reafirmar el color blanco y negro los artesanos deben teñir la fibra. Para el color blanco o natural los artesanos cocinan la caña flecha durante una hora en una olla con agua, jugo de limón y caña agría. Una vez terminado este proceso, las fibras que no quedan totalmente blancas y presenten manchas se utilizarán para el tinturado de las fibras de color negro. Para lograr este color negro intenso, las fibras se sumergen en una vasija o recipiente con barro durante una o dos noches. Pasado este tiempo se lavan varias veces quedando con una tonalidad gris que deberá reafirmarse hasta llegar al negro fuerte deseado, esto se hace cocinando nuevamente las fibras en una olla por tres o cuatro horas con agua y hojas de plantas como la bija, hojas de dividivi, concha de palma verde y plátano, entre otras. Una vez terminado el proceso se ponen a secar de uno a dos días y ya estará lista la materia prima para empezar a hacer las trenzas con las que se elaboran las espectaculares artesanías de la etnia Zenú. Un proceso laborioso que dará lugar a los bolsos, pamelas, pulseras y demás artículos que te ofrecemos en nuestra tienda con la inestimable colaboración de nuestros artesanos colombianos.
Tejiendo las trenzas
Una vez obtenida la materia prima con la finura de las hebras y colores deseados estas se trenzan para dar origen a auténticas piezas artesanales que, como el sombrero vueltiao, llevan consigo la simbología y la identidad de todo un país.
El trenzado se elabora a mano. En él participan mujeres, hombres, niños y ancianos que disfrutan y comparten con su familia al entrelazar cada hebra. Este proceso se lleva a cabo tejiendo un número impar de ripias o pies que dependiendo de su cantidad y finura determinará la calidad del producto final. Estas van desde las trenzas más básicas o rústicas como la número siete, hasta las más finas como la número diecinueve, veintiuno, veintitrés, veinticinco, veintisiete y treinta y uno. Las diferentes formas o dibujos tejidos por los Zenú en cada trenza son conocidas como “pintas”. Se inspiran en las enseñanzas recibidas por sus ancestros como los dibujos de antiguos clanes familiares. Resaltan hechos cotidianos que ven en su entorno, plasman la naturaleza representada en sus flores como la representación de la flor de la maracuyá, la flor del totumo, las flores de azahar, la flor de la cocorilla, la flor del limón, el granito de arroz, el granito de maíz, la mariposa, el ojo del pescado, el pecho del grillo, la manita de gato, la pata de la rana e incluso la dentadura de animales como el diseño del diente de burro representado con cuadros y líneas en diagonal. También representan aspectos culturales o religiosos de su comunidad.
Terminado el trabajo de trenzado se procede al alisado de la trenza. El artesano o artesana lo hace frotando con vigorosidad el fondo de una botella al tejido hasta que este queda totalmente liso.
Para confeccionar cada pieza es fundamental la labor de los costureros quienes tendrán la delicadeza y esmero para asegurar que cada color y pinta o dibujos encajen en su lugar.